Actualizado el: 7 julio, 2023 por Kyamos The Stubborn
Capítulo 1 – Eiji: Lobo de la Novena Avenida.
Capítulo 1-14
La Novena Avenida de Wall Slum.
Cuando Eiji se detuvo en la salida del metro tras subir las escaleras, quiso dar media vuelta y regresar.
—“¿Qué es este lugar… un país extranjero? ¿Un barrio marginal? ¡Esto es peligroso, mi vida está en riesgo!”
El aire estaba cargado de hollín.
El edificio abandonado que había visto antes ya era bastante impactante, pero este lugar… parecía ser aún peor. Si estuviera en una guía turística, seguramente diría cosas como “tiene la peor tasa de criminalidad del mundo” o “no te acerques bajo ninguna circunstancia”.
—“…”
—“¿Cómo se llamaba esto…? ¿La ciudadela de Kowloon? ¿El Kabukicho de la era Showa?”
Miró la manzana de la ciudad desde el fondo de un valle de edificios de construcción ilegal.
Era como el barrio pobre de la ciudadela de Kowloon que existió en Hong Kong antes de la reversión a China: un barrio pobre construido por inmigrantes ilegales en terrenos sin gobierno. O como el distrito de Kabukicho en Shinjuku durante el periodo Showa, una fortaleza que nunca dormía iluminada por los carteles de neón de restaurantes, burdeles y hoteles.
Una zona roja, un nido de vicio.
—“Wall Slum es la frontera entre el Mundo Real y el Digital. La información real fluye constantemente por la red, y cambia. Cambia de esta manera, y no pasa un día en que todo siga igual.”
—“Loogamon…”
—“¿Qué?”
—“¿De casualidad eres muy inteligente?”
Los ojos de Eiji se pusieron vidriosos.
—“Los digimon son inteligentes”
—“Entonces desde ahora te pediré ayuda con las cosas difíciles de hacer, Loogamon. ¿Puedo llamarte Senpai?”
—“No sigas.”
—“¡Te quiero mucho, Loogamon! Eres muy confiable.”
Si Eiji tuviera cola, la estaría moviendo ahora mismo.
“Exactamente por esto es que tu perro te menospreciaba… ¡Apurate, hay que trabajar!”
Con Loogamon dándole palmaditas en la espalda, Eiji lanzó la herramienta en su monitor virtual.
Inició el mapeado.
Ahora todo lo que debían hacer era llenar el mapa caminando por los alrededores.
“Mapear esta zona roja, huh”
Si intentara describir la absurdidad visual de la Novena Avenida con palabras, perdería la cabeza.
No había calles rectas.
Los callejones no eran más que huecos entre edificios. La anchura y el sentido de las calles eran un caos, y claramente no había planificación urbanística. No había restricciones en la relación de cobertura de edificios, restricciones oblicuas, estándares de resistencia sísmica ni otras restricciones legales de acuerdo con la Ley de Estándares de Edificación.
Para colmo de males, parecía que ni siquiera existía mecánica arquitectónica.
Si uno trajera una sensibilidad humana realista y decente a esta ciudad, que hacía caso omiso de los cálculos estructurales y de la seguridad de cualquier tipo, te haría sentir incómodo con sólo estar allí, y siempre caminarías por ahí con la imagen mental de un “colapso” que seguramente sucedería dos segundos después. Por ejemplo, si se cayera un cartel que cuelga de un solo tornillo, la estructura de acero de por ahí se partiría y, como fichas de dominó, se derrumbarían todos los edificios de alrededor…
Eiji revisaba el mapa mientras caminaba.
—“Parece que hay digimon por aquí. Aunque están escondidos.”
Podía sentir sus ojos aquí y allá en los callejones.
—“La Novena Avenida… Es el peor vecindario de Wall Slum. Los extraños que caminan por aquí son despojados de su ropa a los 50 metros, y de su vida cuando han caminado 100 metros.”
—“Eso es aterrador”
—“Nuestro destino es el corazón de la Novena Avenida: el Castillo de los Nueve Lobos.”
Eiji y Loogamon continuaron con su trabajo
En última instancia, resultó ser un poco decepcionante, pero pudieron avanzar con el mapeo sin ser molestados.
Después de todo, no veían ni rastro de algún digimon. Era como si estuvieran en medio de la nada.
Aunque según Loogamon, podía sentir su presencia, cerca…
Una calle sin salida.
En una pequeña plaza rodeada de edificios destartalados, había un edificio con techo de tejas.
Parecía más un templo de Chinatown que un castillo.
—“¿Ese es el Castillo de los Nueve Lobos…? Tenemos que cartografiar eso y lo que está más allá.”
Eiji se acercó a la casa imperial.
—“…”
Loogamon se detuvo.
—“¿Qué pasa, Loogamon?”
Eiji se había adelantado, pero no podía ir demasiado lejos porque estaba hololizado.
—“Este es mi territorio… o lo era”
—“¿…? ¿Te acordaste de algo?”
—“Hay un ligero olor. Marcas que dejé… Pero soy yo y no yo. ¡Es mucho, mucho más fuerte…!”
—“¡Eso podría ser…!” Eiji tuvo una idea. —“¡Tu versión evolucionada!”
—“¡…! Algo se acerca.”
Loogamon giró su nariz hacia el estrecho cielo entre los edificios.
¡BRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
Un estruendo resonó.
El viento se volvió salvaje. El estruendo golpeaba el suelo, soplando los datos basura circundantes.
Forzó a Eiji a caer de rodillas. Loogamon se aferró al suelo con sus garras..
—“¿Qué está pasando? ¿¡Qué es lo que viene…!?”
Una monstruosidad alada en el cielo ensombreció el Castillo de los Nueve Lobos.
Eiji cerró los ojos instintivamente para protegerlos del polvo que se levantó, después alzó su mano sobre sus ojos, y entrecerró los ojos mirando al cielo.
—“¿Eso es un pájaro? ¿Un dragón?”
—“No, ninguno… ¡Eso es…!”
Tenía motores en ambas alas.
Era un Digimon de tipo máquina basado en un avión de rotor basculante capaz de despegar y aterrizar verticalmente.
——Cargodramon, Cuerpo Perfecto, tipo máquina, atributo virus.
Llevaba la palabra “POLICE” en el fuselaje para intimidar a los delincuentes.
—“¡Es la DigiPolicia!”
Gritó Eiji.
—“¿La policía? ¿Qué hacen aquí, en Wall Slum?”
Digimon afiliados con la DigiPolicia descendieron del Cargodramon flotante en una cuerda corrediza.
Eran Commandramon.
Un escuadrón helitransportado se desplegó, asegurando rápidamente la base.
Una alerta sonó.
Al oír la alerta, Eiji miró el mapa en el monitor virtual.
En las inmediaciones del Castillo de los Nueve Lobos aparecían marcadores que correspondían con los Commandramon. Estaba siendo rodeado.
—“¡Demandan que abramos el chat de voz… ¿¡en el canal GriMM!?”
Gritó Eiji.
Recibió una notificación de advertencia de la policía en el canal de la operación.
GriMM no era un servicio perteneciente a ninguna empresa en particular. Así que si no accedía a cumplir con las demandas policiales, no era un delito penal inmediato por sí mismo, pero significaba que habías adoptado una actitud desafiante hacia el poder del estado…
—“¿Qué harás al respecto?”
—“No importa lo que haga o lo que no, el entrevistador es el único con poder administrativo de este canal operativo…”
Eiji no tenía autoridad para abrir el chat.
—“–¡Vamos! ¡No me ignores, maldito cracker!”
¡BOOM!
Una voz estridente vino desde el Cargodramon de arriba.
Una voz aplastante.
Una voz estridente como la de un personaje de dibujos animados. Golpeó directamente el sentido del oído de Eiji a través del MindLink.
Historia por: © BANDAI
Diseño de personajes/Ilustraciones: malo
Traducción al español: Kyamos the Stubborn.
Edicion y correccion: Zeromaru X